Es frecuente en las parejas que trato, que la familia de él o ella tengan un papel en el conflicto que me presentan.
Es un terreno delicado y que puede ser resbaladizo. Porque se ponen en juego los afectos de toda una vida y la persona con la que hemos iniciado un proyecto de vida en común.
La mejor fórmula será siempre pensar en lo que le hace feliz al otro. Y eso incluye necesariamente mantener viva su relación con su familia de origen, por lo que no te queda más que sumar y facilitar que esa relación sea fluida y mutuamente satisfactoria.
Eso sí! lo primero para cada uno de los dos es el otro. Así que si hubiera que elegir no tiene que haber dudas. Aunque lo normal será que no se planteen esos extremos.
Por otro lado,la pareja tiene vida autónoma y propia. No debe supeditarse a los ritmos que marquen desde los hogares de origen. Hay que mantener esa autonomía que da frescura a la relación. En especial para las parejas jóvenes, pero vale para todas: no hipotequemos nuestros fines de semana! ni nuestras vacaciones! haced lo que vosotros dos creáis oportuno!
Familia política en verano
Como ya estamos en pleno verano, me voy a permitir proponeros la lectura de una entrevista que me hicieron en la publicación 20 minutos en la que...
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