“La llegada de los niños, las noches de insomnio, el cansancio…todo eso se lleva la pasión por delante”.
“Con el paso de los años lo que va quedando es otra cosa: más compañeros, menos amantes…mas estable supongo…”
Frases como estas, por no caer en algún mal titular como “el matrimonio es la sepultura de la pasión” son las que me hacen escribir hoy para reivindicar que lo nuestro es un gran reserva. El paso del tiempo no hace más que añadir madurez, hondura y profundidad a nuestra conexión.
Vamos a ver:
¿Qué es eso de la pasión?
¿Qué ingrediente es ese que parece diluirse en los primeros bocados?
¿Tiene sentido mantener una cierta melancolía ante su pérdida?
Quizás valga la pena que aquellos de nosotros que vivimos enamorados desde hace años nos hagamos algunas preguntas:
¿Echáis de menos el hormigueo en el estomago?
¿El pálpito veloz al acercarnos a su casa?
¿Cambiarías eso por lo que tenéis hoy?
Yo creo que la pasión es querer estar siempre contigo.
Tener ganas de abrirme y contarte como estoy.
Pasión es elegirte siempre y por encima de todo.
Fundirnos en un abrazo denso, denso… en el que entregamos cuerpo y alma.
Preferirte a cualquier plan alternativo.
Saber que mi vida sin ti no tiene ningún sentido.
Sentir que tu ausencia no la llenan ni siquiera nuestros hijos.
Estar cenando con amigos y mirarte en silencio pensando cuanto me gustas.
Eso es pasión. Y el secreto para mantenerla es compartir la vida, hacer que siempre sea tu prioridad y cuidar, cuidar, cuidar esa relación: en los detalles, en la dedicación de tiempo del bueno y frecuentemente, en la ternura…Día a día.
QUE SE SIENTA QUERID@ DE VERDAD
Continuamos con el tema de la semana pasada. Hablábamos de la importancia de cuidar la afectividad como aceite lubricante entre los dos, que hace...
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