Emociones y sentimientos

Es bastante frecuente que yo escuché esto en el despacho:

“Mira Nacho es que yo realmente no siento lo que debería sentir por mi pareja…”

Y lo dicen desde la frustración y quizás como antesala de una actitud y de un planteamiento que les llevaría a cuestionar si deben seguir en esa relación.

Seguramente la siguiente pregunta que nos podríamos hacer es y ¿qué es lo que debería sentir por su pareja esta persona?

Y ahí está la cuestión, en diferenciar bien lo que son las emociones propias del enamoramiento de los sentimientos propios del amor.

Las emociones son reacciones del cuerpo ante estímulos externos, como por ejemplo la emoción del miedo cuando la persona que va a nuestro lado tiene un perro que de repente se pone furioso y nos ladra de forma agresiva. O la emoción de la vergüenza que nos puede sobrevenir si de repente tropiezo en público y me caigo delante de gente conocida. La emoción de la pulsión sexual en forma de atracción y excitación se puede desencadenar sí estoy mirando detenidamente la fisonomía de una persona que me resulta atractiva en la playa… Estas emociones son reactivas, y efímeras porque desaparecerán en el momento en el que deje de estar presente el estímulo externo que las provocaba.

Sin embargo los sentimientos son otra cosa, no tienen esa naturaleza reactiva sino que llevan un procesado interno mucho más profundo, hoy pasan por nuestra cabeza, por nuestra inteligencia, por nuestra reflexión… y por nuestro corazón también por supuesto.

Y es verdad que a veces esos sentimientos pueden no ir acompañados de movimientos internos de emoción o de pasión, pero los sentimientos están ahí.

Si nuestro protagonista pretende seguir experimentando las emociones del comienzo de una relación, es normal que se encuentre muy frustrado; lo que tendrá que hacer seguramente es dedicarle más cuidado, más elaboración y más dedicación a revivir esos sentimientos de unión, de proyecto en común, de ilusiones trabajadas entre los dos durante años, de momentos duros pasados juntos…

Quitarle el polvo que se la haya podido pegar a todo ese recorrido y devolverle el brillo que tuvo y que tiene.

Seguramente en ese proceso volverán a cobrar fuerza esos sentimientos profundos que son los que de verdad llenan el corazón.