En San Valentín…hablemos del amor de verdad.

Estamos en plena época de relaciones fluidas, tinder y otros lugares de encuentro en los que la mitad de sus usuarios manifiestan que buscan una situationship, es decir ni siquiera una relación sino tan solo una situación con alguien…

Y nos llega de nuevo el día de los enamorados.

¿Pero qué es lo que hay que celebrar?

¿el tener una o varias situaciones con varias personas?

¿O lo que merece ser celebrado es una relación de amor del de verdad? Del amor fiel, el que permanece a tu lado en los momentos difíciles y en los fáciles.

Los partidarios de la primera opción suelen argumentar que el modelo de familia y matrimonio ha quedado superado y que no podemos vernos encarcelados en una relación.

Por esa razón, lo más recomendable sería moverse de una a otra relación o simultanear varias a la vez en las que cada uno encuentre sus personales satisfacciones y buenos momentos.

De hecho, este planteamiento es el que cada vez tienen más y más personas en la Europa occidental y en nuestro país en particular también.

El problema es que este enfoque tan individualista, tan egocéntrico, que considera a las personas y las relaciones como un bien más de consumo, lo que lleva es a una sociedad en la que cada vez está más presente la soledad, con todas sus lacras, las enfermedades mentales y el suicidio.

Esto no es una opinión, sino que es la constatación estadística y sociológica que se extrae de los numerosos estudios y que han llevado a naciones enteras a establecer un ministerio de la soledad para paliar todos los efectos de esta negativa situación, campañas específicamente dirigidas a la prevención del suicidio, etc.

Por eso vemos que realmente no parece ser una buena fórmula la de mirarse el ombligo y preocuparse exclusivamente del disfrute personal. Escucharte solo a ti mismo ya se ve que no nos lleva muy lejos ni a muy buenos sitios.

Seguiremos por lo tanto repitiendo que la felicidad personal la encontramos fundamentalmente en las relaciones con los demás, relaciones personales cercanas íntimas y comprometidas.

Esas relaciones son las que de verdad nos hacen sentirnos queridos y nos permiten manifestar nuestro amor incondicional a otra persona.