Cuando me invitaron desde la asociación de padres del colegio Peñalba de Valladolid hablar a los padres con hijos entre cuatro y ocho años, lo primero que piensas es en la revolución que se produce en el hogar con la llegada de un enano.
Y ocurre lo mismo con el segundo y con el tercero… quiero decir que siempre trastocan el ecosistema doméstico. Provocan como un tsunami porque la atención necesariamente se vuelca hacia ellos en mayor medida, hacia el recién llegado. Y parece que se alteran las jerarquías, las prioridades…
Es totalmente normal, les vemos muy vulnerables y necesitados de atención casi permanente, para una madre que lo ha llevado dentro de nueve meses no resulta factible perderlo de vista en el cuco.
La cuestión es cómo hacer esto compatible con mantener viva la relación de pareja, con mantener esos momentos para los dos, con seguir teniendo conversaciones de adultos sobre temas de adultos. Con seguir arreglándose para salir juntos. En fin no es fácil, pero si necesario.
Lo primero es que ellos dos sean conscientes de que es irrenunciable que sigan buscando esos momentos para los dos, que no pueden abdicar de su condición de pareja por haberse convertido en padres. Es un error. Si se pierden de vista pueden pagar caras las consecuencias de ese error, y los hijos que son en principio la razón de haberse perdido de vista, pagarían también caro ese descuido de sus padres.
En fin me ha quedado un tono un tanto amenazador, no era esa la idea, lo que quería era recordarnos a todos que debemos cuidarnos mucho como pareja y dedicarnos tiempo atención también en un contexto de niños pequeños que parece que arrasan con todo!
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