En mi trabajo con parejas que lo están pasando mal, a veces muy mal, veo claro que mi función, entre otras, es la de ayudarles a entender que su vida puede mejorar.
Que aunque lleven muchos años equivocándose y haciendo las cosas regular tirando a mal, pueden de verdad coger con fuerza el timón de su relación de pareja y enderezar el rumbo para dirigirse hacia donde siempre quisieron ir.
La desesperanza es seguramente lo peor que les puede ocurrir a estas parejas.
Por muy razonable que parezca el pensar que las cosas no van a cambiar.
Por muchos intentos anteriores fallidos que hayamos tenido.
Por mucha desconfianza que sintamos acerca del compromiso de nuestra pareja y del nuestro propio.
Lo cierto es que, y de esto soy testigo cualificado, cuando dos personas deciden agarrar los remos con fuerza y empezar a remar en la misma dirección con decisión y poniendo energía y voluntad en ello, las cosas pueden cambiar.
Quizás al principio son cambios pequeños, pero que nos indican que vamos en la dirección adecuada. Y así la bola va creciendo… y vamos incorporando nuevos modos de hablarnos y de tratarnos que hacen que volvamos a sentirnos queridos.
Contra todo pronóstico.
No lo olvides, esto no es para superhéroes, es para personas que quieren empeñarse en ser felices juntos.
Y de verdad que muchos lo consiguen.
0 comentarios