Otra de las cosas que más ayudan a permanecer feliz en tu relación es sentir que compartís valores y tenéis intereses comunes, algo que en principio se da por hecho, desde el momento que habéis arrancado una vida en común. Pero que el paso de los años y la evolución personal de cada uno de vosotros podría poner en entredicho.
Soy de los que tranquiliza a las parejas que obsesivamente buscan como necesario tener una afición común.
“Es que no compartimos ningún hobbie”
No pasa nada. Si lo tenéis, perfecto, pero si no, no es el fin del mundo. De lo que estamos hablando es de que, a medida que compartís a diario las cosas que lleváis dentro y os preocupan, inquietan o emocionan; cada uno se hace eco de lo que el otro lleva dentro y en cierta medida, os acerca a ese terreno común de intereses y ocupaciones. No porque estéis de acuerdo o sintáis lo mismo sino porque tratáis de situaros en la piel del otro.
El mundo de los valores se pone de manifiesto, sobre todo, en la educación de nuestros hijos. Tratamos de priorizar aquellos aspectos que nos parecen fundamentales en la transmisión de principios que queremos que hereden de nosotros. En eso es importante que hagáis un esfuerzo por alinearos. Sobre todo, para no colisionar en la función educativa. Y también por tratar de converger en cosas que son importantes, aunque, desde luego, no se trata en ningún caso de que seáis fotocopias el uno del otro.
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