Es decir, tu verdadera prioridad por delante de todo y de todos.
-¿De todos? ¿También de nuestros hijos?
– Si, si, también por delante de vuestros hijos. A quien elegiste fue a tu marido o mujer, los hijos vinieron detrás y detrás deben permanecer. Además a ellos es el mejor favor que les puedes hacer, que vean que os queréis de verdad y siempre. Nada les dará más seguridad, felicidad…
– Bueno visto así…
– Pues eso. Acuérdate de lo que đecia aquel norteaericano:
Maridos!! Lo mejor que podéis ha.cer por vuestros hijos es querer mucho a vuestras mujeres! Mujeres! Lo mejor que podéis hacer por vuestros hijos es querer mucho a vuestros maridos!!
Pongo el caso de los hijos porque es de los competidores más “legitimados” para ponerse frente al cónyuge, pero hay otros muchos que con menos legitimidad se nos pueden colar: Mi madre, ¡que madre no hay más que una!
La presión del trabajo. Es que estoy pasando por un pico! … pero el pico no cesa
Los amigos, las aficiones, etc.
Que nada se os interponga.
Piensa si es ella en la primera que piensas cuando valoras una toma de decisión que impacta en casa.
Párate a pensar si le tienes siempre en mente, en lo ordinario…
La apuesta que hemos hecho es grande. Es total. Hemos elegido a una persona frente al resto del universo para compartir nuestra vida siempre.
¿Cómo no va a tener incidencia directa en tu día a día?
¡Que se note!
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