Ese ruído interno que nos lleva a mirar a nuestra pareja con un «run run» de no me gusta lo que haces.
De la desaprobación a la crítica hay un paso. Y de criticar lo que hace a criticar como es, otro paso.
Y fíjate que es bueno ser crítico con el otro. Pero desde la amistad.
Le dices lo que crees que ha hecho mal, o podría hacer mejor, como se lo dirías a un buen amigo con quien tienes toda la confianza del mundo, a un hermano con el que te entiendes bien.
Cuida para empezar las formas:
Le dirás lo que sea necesario con buen tono, a poder ser sonriendo. Siempre con afecto.
No olvides que para cambiar, necesitas sentirte querido. Si no se convierte en una amonestación, una multa que asumimos sin más. Pero no va acompañada de la reflexión interna que nos puede hacer cambiar, mejorar.
Sólo cambiamos cuando nos sentimos animados a cambiar por alguien que nos quiere.
Así que ya sabes, eso es lo importante. No la perfecta argumentación sino el mensaje:
Te quiero como eres y te quiero incluso mejor, por eso te lo digo.
Navegando
Ya desde la antigüedad griega, este pueblo, tan cercano al mar, tenía muy claro que en el amor como en la navegación hay dos modos: Una navegación...
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